LA VIOLENCIA ESCONDIDA
Por: José Luis Ramírez
No hay gobierno perfecto, eso es verdad, pero también es cierto que no hay un gobierno municipal tan imperfecto como el nuestro. El hecho de serlo ya implica un tremendo desafío, pero negarlo es escupir al cielo.
Una de las primeras situaciones inocultables, de acuerdo con la información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es que Celaya se encuentra dentro de los 50 municipios que concentran la mitad de los delitos de alto impacto: homicidio, secuestro, robo y extorsión.
Segundo, Celaya se encuentra entre las 50 ciudades más violentas del mundo, ocupando el lugar 32 derivado de los homicidios dolosos, secuestros, violaciones, lesiones dolosas, robos con violencia y extorsión, según el ranking elaborado por Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C.
Tercero, que el gobierno de Elvira Paniagua Rodríguez durante los últimos 4 meses de acuerdo a las encuestas realizadas en los 100 municipios más importantes del país, que Masive Caller ha publicado este año, se destaca por ocupar las peores calificaciones en percepción de inseguridad, índice de confianza, y en aprobación, hasta llegar al último lugar: el 100.
Cuarta, que la crisis de inseguridad aunada a su desempeño administrativo, ha provocado una crisis de gobernanza, que se oculta bajo un discurso triunfalista provocando mayor malestar social. Reseño algunos de esos hechos importantes: el suministro de agua contaminada a miles de habitantes de la zona nororiente, que nunca le dio respuesta; la explosión en el Rio Laja debido a la ligereza con la que se realizaron los trabajos, que causó daños patrimoniales al municipio, a Pemex, y la vida de un trabajador; la no apertura de la Comandancia Norte que tuvo un costo de cerca de 14 millones de pesos, a pesar de la desbordada violencia y delincuencia que nos azota; el tardío nombramiento de los directores, que al final, resultaron cada uno de ellos, un problema por su incapacidad o inexperiencia; el permanente choque con los regidores cuando no se pliegan a sus órdenes; las constantes promesas de seguridad, que terminan por evaporarse, y que han traído como consecuencia marchas, manifestaciones, y un irritado rechazo en las redes sociales y en eventos públicos. Su determinación de mantener las ineficaces estructuras de mando en la seguridad pública, también es incomprensible.
Una idea recurrente en el discurso oficial, para evadir la responsabilidad con relación a la inseguridad, es afirmar que esto ocurre en todo el país. Debo decir que, si reducimos está comparación tan solo al estado de Guanajuato, nos daremos cuenta que no es verdad. Tenemos municipios en donde no hay un solo homicidio doloso. Y en ese mismo sentido, los delitos del fuero común, no tienen nada que ver con el número y la forma en que ocurren a diario en nuestras calles. El otro argumento, es culpar al gobierno federal, para desviar y evadir la responsabilidad de la prevención de la violencia y la delincuencia que lastima a los celayenses.
No le voy a decir nada nuevo, pero vale la pena apuntarlo. Los delitos del orden común, son responsabilidad municipal, y estatal, es decir los delitos que afectan nuestra seguridad y patrimonio deben ser frenados, disuadidos o prevenidos por la policía municipal.
Le doy un dato, de enero a octubre de 2019 el total de los delitos contra el patrimonio de los ciudadanos en todo el país, fue de 857 mil 163, contra 855 mil 430 del mismo periodo de 2018, es decir, los municipios traen una larga cola de ineficacia, o impunidad y corrupción. Los delitos del orden común, repito son de entera responsabilidad municipal, y son con los que no puede o no quiere terminar la ciudadana Paniagua, en especial: robo a casas, robo a vehículos, robos a transeúntes, robo a vehículos de pasajeros, robo a negocios. Y de cierto, solo este rubro, es una plaga, que no se advierte oficialmente, porque los celayenses desconfían totalmente en la policía y en las instituciones. Se calcula un 95% de esos delitos no son denunciados.
Debo decirle que la Guardia Nacional tiene tareas de investigación y vigilancia de delitos del orden federal, con facultades reducidas para perseguir delitos del orden común, su alcance en ese aspecto tiene restricciones con relación al uso de su fuerza, y a pesar de ello, han sido una barrera de contención y un apoyo fundamental para la seguridad municipal. De hecho, su intervención es a solicitud de una autoridad, pero su sola presencia ha generado una significativa percepción de seguridad.
La incapacidad de la ciudadana Paniagua para desarrollar una policía preventiva que vaya acotando las posibilidades de la realización de los delitos del orden común, es manifiesta. Esa herencia también la lleva en los hombros, aunque no la presuma. A meses de haber iniciado su gobierno, ya repetía como hasta ahora, que “se trabajará y redoblará esfuerzo”, y además enfatizaba que “tienen que reforzar y replantear las estrategias, ser más creativos y hacer cosas diferentes” pero eso no ha ocurrido.
Parece que hay una visión perversa o maliciosa, porque si el trabajo municipal es la prevención, y no la investigación ni la procuración de justicia, es más cómodo dejar que ocurran los delitos graves, y se le añadan a una lista de la que no son, efectivamente, responsables. La primera exigencia ciudadana es que se evite el delito, y eso solo se logrará cuando tengamos un gobierno municipal eficiente, confiable, honesto y responsable. Esa es la tarea que los celayenses no debemos olvidar.
REVOLCADERO. ¿Intervencionismo o incapacidad?
¿Por qué Diego Sinhué, le pide a Estados Unidos que venga a realizar el trabajo de seguridad y protección que él debe ejecutar? ¿Por qué Guanajuato ocupa el 1er. Lugar nacional en homicidios dolosos: 2865? ¿Por qué no le deja la tarea de nuestra seguridad, a la Guardia Nacional? ¿Si no puede con el cargo de gobernador, por qué no lo deja? Si usted sabe algo, nos avisa.