Opinión

De pecado  e infierno

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DE PECADO E INFIERNO: LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN GUANAJUATO EN MEDIO DE LA MORAL RELIGIOSA                      Por: Psicóloga  Ángeles Arroyo  Montoya 

Ayer 20 de mayo del 2020 entró en sesión el Congreso del Estado de Guanajuato a través de las Comisiones Unidas de Justicia y Salud Pública. La sesión fue de manera virtual. La participación de las líderes de los colectivos y asociaciones de las ciudades de Guanajuato tuvieron una duración de 20 minutos cada una y se expusieron los argumentos sobre la despenalización del aborto en el estado.

La comunicación se basó sobre todo en que las iniciativas se encuentran en el marco de los Derechos Humanos, en la eliminación de toda forma de violencia contra las mujeres, la libertad de decidir sobre el cuerpo, la mejora en los sistemas de salud pública, incluir salud sexual y reproductiva en las escuelas, los factores que influyen en las prácticas inseguras de aborto como la pobreza y la discriminación, el derecho a la salud y al acceso a sistemas de salud dignos y seguros y sobre todo la no-criminalización de las mujeres. Para esto último, la líder de Las Libres, Verónica Cruz, ofreció el panorama de la criminalización de las mujeres en los últimos años respecto al delito de aborto y los delitos que se le adhieren.

Pronto, y a través de redes sociales, grupos denominados “provida” dirigieron sus comentarios hacia las iniciativas que las autodenominadas “feministas”, propusieron en la sesión.  Los comentarios de estos grupos se tradujeron en ataques, burlas, agresión y violencia verbal. Además, y través del análisis del discurso, se considera que los argumentos se basaron en la moral y en la religión. ¿Cómo en pleno siglo XXI prevalecen los discursos moralistas y religiosos en un entorno de aparente progreso? Parece que el avance hacia un Estado laico se ha basado en apariencia y conveniencia.

Ahora bien, se considera lamentable que los comentarios de los grupos “provida” se basen en “pseudoargumentos” de la moral religiosa. Lamentable también que, como se mencionó, aún prevalezcan “creencias medievales” a pesar del avance de un Estado al margen de toda idea que no corresponda a objetivos de igualdad, democracia, libertad y trato humano. Lamentable que las creencias continúan fundándose en mecanismos de represión y dominación religiosa. Más lamentable aún que haya comentarios como:

“En el purgatorio escucharán las voces de los niños que asesinaron”

“Dios las castiga, van eternamente al infierno”

 “Matar a esos niños es un pecado grave”

“Para qué abren las piernas”

“Soy católica y ellas no me representan”

“Que el espíritu santo le de empatía”

“La masonería promueve el aborto”

“Se pretende despenalizar el aborto en la tierra de cristo rey”

 “Si a la vida, jesucristo dijo yo soy la vida”

“Diputados, Dios se los tomará en cuenta, a quien espada mata a espada muere”

 “Pido a Dios por ustedes, asesinas”

“Dios dice no matarás”

Y bueno… “Simon de Beauvoir, precursora de la pedofilia y el odio a los hombres”

Cabe resaltar que la despenalización del aborto se traduce en diversas circunstancias que disminuirán la violencia contra las mujeres y no a conceptos reduccionistas como matar. Como bien se dijo en la sesión, esta iniciativa tampoco conlleva a la irresponsabilidad en la salud sexual y reproductiva ya que dentro de las propuestas se plantea incluir educación sexual desde los niveles básicos de educación. Otra iniciativa que resulta favorable es que  todas las mujeres que deseen practicar el aborto puedan tener acceso a los sistemas de salud públicos ya que, muchas veces se someten a condiciones insalubres e inseguras.

Como mencionó Verónica Cruz, en estas circunstancias ha sido más notorias las condiciones precarias del sistema de salud nacional y es necesario replantear objetivos, así como el quehacer de los profesionales de salud a quienes también señaló por criminalizar a las mujeres dentro de hospitales, sanatorios y consultorios públicos y particulares. Es importante reflexionar que, con o sin legislación, la práctica del aborto es una realidad. La clandestinidad de tal práctica es parte de la cotidianidad de muchas mujeres y que, por el hecho de serlas, tenemos derecho a un sistema político y de salud que les permita ser escuchadas y apoyadas, más no criminalizadas. Es necesario reconocer que la criminalización encubre varios tipos de violencia psicológica, institucional y simbólica.

Las creencias religiosas, al menos en este marco, se consideran retrógradas ya que hemos avanzado, aparentemente, a Estado laico y autónomo, capaz de reflexionar sobre problemáticas sociales y políticas desde la igualdad, la tolerancia y el respeto y no desde las concepciones de pecado y castigo. No hay fundamento para exigir desde una postura radical de religiosidad y seguir conservando propuestas penales que no tienen coherencia con el avance en los sistemas de justicia (recordemos que la prostitución y el adulterio también era delitos bastante socorridos y denunciados apenas el siglo pasado en Guanajuato).

Como mujeres, tenemos derecho primeramente a proponer y exigir mejoras en nuestra calidad de vida. Como bien se mencionó en reiteradas ocasiones en la sesión, la salud, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es el bienestar físico, psicológico y social, y no solamente la ausencia de enfermedad.

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