Un poco de historia de la Octava de Corpus en Comonfort, Guanajuato.
Por: Historiador Carlos Francisco Rojas Gómez
Una de las festividades más importantes para muchos de los comonforenses es la tradicional Octava de Corpus, mejor conocida como “los gremios”; ya sea por el fervor religioso o por participar de los eventos artísticos y el disfrute de los antojitos y fuegos pirotécnicos, estas celebraciones son esperadas año con año y cada uno de los gremios que participa hace su mejor esfuerzo para el adorno de la parroquia de San Francisco de Asís, la entrega de ofrendas, la banda de música, la pirotecnia, las mojigangas y cuando se puede también un grupo musical.
Se trata de una tradición que se vive en otros pueblos del Bajío, en cada lugar con sus particularidades, iniciando el Jueves de Corpus y concluyendo la semana siguiente, el viernes del Sagrado Corazón. Nueve días de fiesta, cada día tocándole a un gremio distinto. En Comonfort el Jueves de Corpus es del gremio de comerciantes, enseguida los carpinteros y herreros, después los profesores, el domingo los campesinos, el lunes a los servidores públicos, el martes a carniceros y tablajeros, el miércoles a panaderos y estilistas, el jueves a albañiles y ladrilleros y el viernes, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús a los choferes. Además de las funciones religiosas cada gremio ya se ha preparado durante el año para que el día que les toca el templo este bellamente adornado con flores, haya personas participando de la adoración al Santísimo, entreguen su ofrenda durante la misa especial por el gremio y participen en el “corpitos”, procesión al interior del templo parroquial. Fuera del templo los cohetes tronando la mayor parte del día, una banda de música amenizando, las mojigangas bailando, y por la noche, cuando se puede y alcanza el dinero que generalmente es siempre, grupos musicales y fuegos pirotécnicos que reúnen a una buena cantidad de personas, sobre todo si el grupo que se presenta tiene cierta fama.
La celebración de la Octava de Corpus llegó al pueblo de San Francisco Chamacuero con los frailes franciscanos, cuando éstos entregaron la doctrina a los seculares en 1756 la fiesta se continuó realizando. Fuentes documentales de principios del siglo XIX sugieren que cada día de la octava era tomado, no por gremios, sino por los vecinos de los barrios y comunidades o por los miembros de hermandades; por lo que en ese tiempo no eran conocidos como los gremios sino como incendios o encendios, debido a la gran cantidad de velas, o cera como se menciona en los documentos, que colocaban en los altares.
A partir de 1821, después de un intento en 1813, Chamacuero contó con su propio Ayuntamiento y esta organización también pidió participar de la Octava de Corpus. En las actas de sesión del Ayuntamiento, por los menos de 1826 a 1835 y luego en la correspondencia de 1848 se menciona que esta “ilustre corporación” participaba con un día de la octava y que además pedía a los arrendatarios y dueños de las haciendas del partido que se organizaran para construir enramadas con vigas y ramas de árboles por todas las calles donde habría de pasar la procesión del Jueves de Corpus.
Seguramente con la entrada en vigor de la Constitución de 1857 y de las políticas de los grupos liberales y luego durante la Revolución y la Guerra cristera el Ayuntamiento dejó de participar en las celebraciones, además de que la procesión del Corpus se restringió al templo, volviendo a las calles hasta la década de 1990. Además sucede otro cambio, pues comienzan a aparecer los gremios, ahora sí los grupos de fieles reunidos en torno a un mismo oficio o actividad laboral que solicitan participar en la octava, mientras que las hermandades, los barrios y comunidades ya no se mencionan.
En el Archivo Histórico de la Parroquia de San Francisco de Asís, en Comonfort, existe una carta de la Corporación de Agricultores del 22 de julio de 1900, quienes le piden al párroco les autorice “desempeñar anualmente un día de incendio del Octavario de la festividad del Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo”. Quizá esta modificación tenga que ver con el fuerte impulso que el arzobispo Atenógenes Silva de Michoacán, dio a la devoción al Sagrado Corazón consagrando todos los aspectos de la vida humana a esta advocación, sobre todo los trabajadores.
Poco a poco otros gremios se fueron incorporando a esta festividad, resultado de los cambios y transformaciones sociales; así aparecen a principios de la década de 1940 el gremio de choferes quienes se hicieron cargo del último día, fiesta del Sagrado Corazón, prácticamente desde su ingreso a estas celebraciones. También se integraron el gremio de servidores públicos y el de profesores, mientras que otros desparecieron, como el de trapicheros.
Este año, al igual que muchas otras actividades públicas, “los gremios” fueron suspendidos debido a la pandemia de COVID-19, lo cual generó cierto sentimiento de nostalgia y tristeza entre algunos de los participantes pero también hubo reacciones en redes sociales agradeciendo que este año no se realizaran, en algunos casos debido a que “ahora si se vivirá como Dios manda”, únicamente con los actos religiosos (aunque sin fieles); o porque el ruido, ya de cohetes (que este año fueron menos en algunos días) o de los grupos musicales molesta a los vecinos por nueve noches seguidas, o porque hay borrachos en las calles y se genera basura. Si bien estas formas de festejo popular son criticadas tanto por algunos fieles católicos que opinan que se desvirtúa el sentido de la solemnidad como por aquellos que argumentan que se genera contaminación acústica y otros problemas sociales, es innegable que los gremios forman parte del patrimonio de Comonfort, Pueblo Mágico, que significan no sólo un tiempo de prácticas religiosas sino también un espacio para el comercio local y un momento de recreación y esparcimiento para buena cantidad de comonforenses.