Opinión

Un potente incentivo fiscal: diferir el pago de impuestos.

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Por: Mauricio Hernández Mendoza.  Fotografía: Archivo 

Regidor del Ayuntamiento de Celaya, Licenciado en Economía, Maestro en Finanzas, Maestro en Mercadotecnia, Maestro en Comercio Exterior y Doctor en Ciencias Administrativas.

En momentos como el que enfrenta actualmente la economía mundial, los incentivos fiscales son esenciales para que las empresas puedan enfrentar los gastos de operación aun observando fuertes caídas en sus  ingresos y para lograrlo, la estrategia de diferir el pago de impuestos es potente, expedita, práctica y con efectos positivos inmediatos.

El capital de trabajo son los recursos que deben de quedar a disposición de la empresa para poder operar el “ día a día”, como el pago de nóminas, rentas, gastos logísticos, luz, agua, otros gastos de operación y el pago de los impuestos.

Así como la empresa invierte , por ejemplo,  inventarios, maquinaria o cuentas por cobrar, debe de mantener una inversión en su capital de trabajo que le permita cumplir con sus ciclos de efectivo; es decir, soportar ese periodo de tiempo que transcurre desde que la empresa paga por las compras que realiza y hasta que la liquidez regresa a la empresa.

Desde el momento en el que una organización paga a sus proveedores por las compras que realiza, la liquidez sale del negocio y no regresará sino hasta que se logre rotar el inventario y cobrar a sus clientes. Mientras tanto, los gastos de operación deben de ser solventados y para ello la empresa debe de contar con un capital que le permita hacer frente a estos gastos; justo a ese recurso es al que llamamos el capital de trabajo.

El pago de impuestos es uno de los conceptos que suelen exigir la existencia de capital de trabajo en las empresas; mientras más impuestos pague un negocio menor capacidad tiene para enfrentar el pago de sus gastos de operación. Por ello, en momentos como el que enfrenta actualmente la economía mundial, los incentivos fiscales son esenciales; no con la visión de que se dejen de pagar impuestos, sino con el objetivo de permitir que el capital de trabajo en las empresas les permita enfrentar los gastos de operación aun observando fuertes caídas en sus  ingresos.

Para lograr lo anterior, la estrategia de diferir el pago de impuestos es potente, expedita, práctica y con efectos positivos inmediatos. Al realizar un análisis de los estados financieros al 31 de diciembre del 2019, de 20 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) elegidas al azar fue posible constatar el alto impacto que el pago de los impuestos a la utilidad tiene sobre el capital de trabajo. Es importante explicar que este ejercicio se realizó con empresas que cotizan en la BMV por ser organizaciones que hacen públicos sus estados financieros, lo cual da acceso inmediato a la información.

Al calcular el capital de trabajo como la diferencia de las activos circulantes y los pasivos circulantes, su forma más clásica de cálculo, y compararlo contra el impuesto a las utilidades pagados por las empresas, se encontró que dicho impuesto representa el 29.65% del monto del capital de trabajo de las empresas. Casi 30 de cada 100 pesos que las empresas tienen disponibles para operar el negocio día con día deben de ser destinados al pago de impuestos a la utilidad; dicho de otra forma, si el Gobierno Federal difiriera por cierta cantidad de tiempo el pago provisional del Impuesto Sobre la Renta (ISR) le podría dar a las empresas un margen de acción de casi 30% adicional, según la muestra utilizada.

Cada peso que se difiera en el tiempo será un peso que la empresa pueda utilizar en este momento de estrés económico para pagar su nómina, cumplir con su renta, o seguir distribuyendo sus bienes o servicios. Hay otras formas de apoyo, pero sin duda ésta sería de gran valía para las organizaciones en este momento de emergencia.

¿Y cómo se verá este efecto en las MiPyMES? La realidad de una micro, pequeña y mediana empresa suele ser muy diferente a la de una empresa que tiene acceso a capital y financiamiento a través del mercado bursátil. Entre las principales diferencias se encuentra justamente el que la MiPyME suele tener capitales de trabajo débiles que las hace enfrentarse constantemente a problemas con la liquidez; mientras más débil sea el capital de trabajo, mayores efectos positivos tendrá el diferimiento del pago de impuestos.

En el Código Fiscal de la Federación, particularmente en el Artículo 39 se establece que el Ejecutivo Federal mediante resoluciones de carácter general podrá condonar o eximir, total o parcialmente, el pago de contribuciones y sus accesorios, autorizar su pago a plazo, diferido o en parcialidades, cuando se haya afectado o trate de impedir que se afecte la situación de algún lugar o región del país, una rama de actividad, la producción o venta de productos, o la realización de una actividad, así como en casos de catástrofes sufridas por fenómenos meteorológicos, plagas o epidemias.

Es una atribución discrecional que el Código Fiscal de la Federación da al Presidente de la República y que hoy se justifica en su totalidad. No se trata de que el Estado deje de cobrar impuestos, sino de permitir por cierto periodo de tiempo, que el capital de trabajo de las empresas se enfoque en “sobrevivir” en momentos de enormes retos para el sector productivo. La decisión es compleja dado que la recaudación de por sí ya está comprometida por la caída en la actividad económica que se observa desde el año anterior, la caída en los ingresos petroleros y la devaluación del peso. Sin embargo, es también momento de replantear las prioridades en el gasto, de tal forma que el diferimiento de impuestos sea posible. Probablemente el anuncio de este tipo de estrategias por parte del Gobierno Federal debió de haber ocurrido días atrás, pero más vale tarde que nunca.

 

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