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El Dr. Mora y Chamacuero (hoy Comonfort), su pueblo natal

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Por:  Carlos Francisco Rojas Gómez Historiador

El pasado martes 14 de julio se conmemoró el 170 aniversario de la muerte de José María Luis Servín de la Mora y la Madrid acontecido en la ciudad de París, Francia en 1850 a causa de la tisis (tuberculosis), enfermedad que tantas aflicciones le causó los últimos meses de su vida. El ilustre liberal había nacido en la pequeña población de San Francisco Chamacuero, donde los españoles eran una minoría en comparación con el número de familias de otomíes que lo habitaban. Fue bautizado en la parroquia del pueblo el 12 de octubre de 1794. Sobre el día de su nacimiento hay discrepancias, mientras algunos afirman que fue el 8 de octubre otros dicen que fue el 9 del mismo mes; en Comonfort, se conmemora este último día.

Liberal convencido, partidario de la república federal, luchador y promotor de la educación laica y cívica, estaba convencido de que la enseñanza era el medio perfecto para construir la nación mexicana, apenas liberada del Imperio español; enemigo de los privilegios de las clases dominantes, en especial de militares y sacerdotes, postura que le causó muchos problemas, (y que sigue causando mal entendidos entre los sectores más conservadores de la sociedad actual) pensaba que el mejor gobierno era el de los ciudadanos, ni militares ni religiosos; por otro lado su aberración a las masas populares y su idea de occidentalizar y mestizar a los indígenas le han dejado una estela de arrogancia y sentimiento de superioridad que debe entenderse en el contexto del liberalismo mexicano, y en cómo estos liberales pretendían transformar o construir una nación.  

Su pensamiento y su obra escrita tienen el reconocimiento de académicos y de autoridades civiles, le han merecido un espacio entre los personajes importantes del liberalismo mexicano; municipios e instituciones honran su memoria. En Comonfort, Guanajuato,  antiguo Chamacuero, su pueblo natal el recuerdo al Dr.  Mora es evidente, en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta nivel medio superior hay una escuela con su nombre, la plaza principal del pueblo se llama Dr. Mora, en esta misma plaza hay un monumento con su escultura; la biblioteca pública de la cabecera municipal también lleva su nombre; el museo, que por cierto era la casa de la familia Mora lleva, obviamente, su nombre.

            En octubre con motivo de su natalicio se realiza una semana cultural que ya tiene 40 ediciones, además tanto para esta conmemoración como para la de su fallecimiento, las autoridades municipales y alguna institución educativa organizan ceremonias cívicas en las que participan alumnos, profesores y miembros de una logia masónica. Recientemente, y para reconocer a este chamacuerense distinguido, en junio de 2018 se inauguró en el Antiguo Palacio Municipal de Comonfort un mural dedicado a su vida y su pensamiento, titulado “José María Luis Mora, forjador de una nación”.

Pareciera que en su tierra natal se trata de un personaje apreciado, de un hijo del pueblo del cual hay que sentir orgullo y admiración, de un mexicano ejemplar a quien hay que rendirle homenaje porque junto con otros ilustres ha escrito la historia de nuestra patria. Y si bien estos sentimientos existen en una parte de la población, para la mayoría de las personas José María Luis Mora no pasa de ser una escuela, la plaza cívica o el “mono solero”, como tristemente le dicen a la escultura en la plaza Dr. Mora. Quizá la mayoría sabe que se trata de un personaje nacido en su propio pueblo, pero esa inmensa mayoría no conoce nada más sobre él.

Tal parece que los esfuerzos de docentes, autoridades locales y agentes culturales en general que se han preocupado por reconocer al Dr. Mora no han tenido impacto, o por lo menos no han tenido el suficiente. Mora está presente en la vida cotidiana de los comonforenses, sin embargo hay una ausencia enorme sobre su vida y pensamiento.

A pesar de esto y a 170 años de su muerte, en su pueblo natal aún existen personas que reconocen en su pensamiento y acción política un ejemplo de convicción y compromiso. Mucho falta aún por hacer para que un buen número de comonforenses vea en este personaje a un hombre de carne y hueso que se atrevió a querer forjar una nación, y cuyo pensamiento debe seguir vigente para formar ahora hombres y mujeres libres.

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