
5 DE MAYO, LA BATALLA DE PUEBLA Por: José Andrés Márquez Frías, Historiador
Lucha cuerpo a cuerpo (1 / 4) (de la serie: Batalla de Puebla) Autor: Patricio Ramos Ortega 1862
“Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzo supremos por apoderarse del cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión, y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4000 hombres, frente al cerro, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe, en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros”.
Con estas palabras, el general liberal Ignacio Zaragoza, comandante en jefe militar, comunicó al presidente de México, Benito Juárez, el triunfo del ejército liberal mexicano sobre las tropas francesas que invadieron el país un día como hoy, 5 de mayo, pero de 1862, y que fueron respaldadas, estas últimas, por los conservadores, quienes ya habían sido derrotados en la llamada Guerra de Reforma, de 1858 a 1861.
Este triunfo juaristas, de tropas desdeñables para la época, fue de resonancia mundial, pues habían derrota al ejército más poderoso del mundo en ese entonces; y bien lo sabía Ignacio Zaragoza desde antes de la batalla, pues así se lo hizo saber a sus hombres: ”Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México”. Y el dolor fue grande para el comandante francés, el general Lorencez, quien poco antes de la batalla le había escrito al Ministro de Guerra en Francia: “Nosotros tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, de moralidad y de elevación de sentimientos, que os aseguro, excelencia, que podeís decir al emperador que, manteniéndome a la cabeza de mis seis mil soldados, yo seré el amo de México”; y lo tuvieron que regresar a Francia, para que explicara la deshonrosa derrota.
Aunque al año volvieron los franceses con mayor ahínco, en 1867 fueron derrotados y expulsados definitivamente, sin cobrar la deuda externa que exigían ni imponer el gobierno imperial deseado para México.
Las palabras que Ignacio Zaragoza pronunció antes de la batalla de Puebla, hoy suena proféticas: “Soldados, os habéis portado como héroes combatiendo por la Reforma. Vuestros esfuerzos han sido siempre coronados por el éxito. Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria y yo os prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México. Soldados, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la independencia nacional! ¡Viva la patria!”
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