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Flor de Loto

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Paint: Zhang Daqian: Lotuses in Five Colors (1935), in Chine Museum

Flor de Loto      Por: José Luis Ramírez

El Loto fue tenido por sagrado desde la más remota antigüedad por los indos arios, por los egipcios, y después de ellos, por los budistas. Era reverenciado en China y en el Japón, y fue adoptado como emblema cristiano por las Iglesias griega y latina, que lo han reemplazado con el Nenúfar (o la Azucena o Lirios de agua o Flor de Lis). En todos los cuadros de la Anunciación, el Arcángel Gabriel se aparece a la Virgen María con un vástago de Nenúfares (o de Azucenas de agua) en la mano.

En cada uno de los sistemas filosóficos y religiosos, hinduista, egipcio, semita, y aun en el cristianismo, el fuego representa el principio activo, masculino y generador; en cambio, el agua o vapor, el firmamento, o el alma de la materia, el principio femenino pasivo, del cual han emanado todas las cosas de este universo. De ahí que el agua sea la Madre, y el fuego, el Padre. Como el Loto se cría en el agua al calor del sol, los antiguos lo consideraron hijo del Fuego y del Agua; de aquí que simbolice también la dualidad de Espíritu y Materia.

El Loto o el Lirio de agua es una figura simbólica del poder dual y creador en la naturaleza: materia (agua y tierra y aire) y fuerza (fuego -aliento oculto-). El Loto, simboliza tanto la vida del hombre (la unidad andrógina), como el cosmos (energía-materia).

La semilla del Loto contiene ya antes de germinar el embrión de las futuras hojas, o sea que la semilla del Loto contiene dentro de sí una miniatura de la planta futura, hojas perfectamente formadas, “pétalos inmaculados”, miniatura de las plantas perfectas en que se convertirán algún día; (la simiente de todas las plantas Fanerógamas contiene la futura planta con su propia configuración). Esto simboliza el hecho de que los prototipos espirituales de todas las cosas existen en el mundo inmaterial antes que se materialicen en la Tierra.

En algunas religiones antiguas el “Hijo del Padre” es el Dios Creador, es decir, su manifiesto y visible pensamiento. El “hijo parecido a su padre” a manera del Loto, cuya forma externa asume gradualmente la figura del modelo dentro de si.

La idea fundamental de este símbolo es muy hermosa, y demuestra, además, un origen idéntico en todos los sistemas religiosos. Ya sea como Loto, como Nenúfar, o como Azucena, significa una y la misma idea filosófica, a saber: la Emanación de lo objetivo a partir lo subjetivo, la ideación divina pasando de la forma abstracta a la concreta o visible.

El Loto crece al través del agua, con su raíz en el fango, y abre sus flores en el aire, atravesando el agua. La raíz del Loto hundida en el cieno representa la vida material; el tallo lanzándose hacia arriba al través del agua, simboliza la existencia en el mundo psíquico; y la flor flotando sobre el agua y abriéndose hacia el cielo, es emblema de la existencia espiritual. “Raíz corpórea que está en el cieno del estanque, sus hojas psíquicas en el seno tranquilo y “lunar” de las aguas del mismo, mientras que su corola, que es el alma ya libertada, y su perfume, que es el Espíritu mismo, se bañan ya bajo los rayos del Sol vivificador”.

El Loto simboliza así la vida del hombre y también la del Cosmos, puesto que los elementos de ambos (cosmos y hombre) son los mismos, y que ambos están desarrollándose en el mismo sentido.

Una flor, un símbolo colgado como arete del mundo.

De la voz a la tinta

 

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