
Celaya, Guanajuato.- Pasadas las semanas de la cuarentena necesaria, la población ha decidido salir a la calle ante la falta de empleo. Doña Rosa, tiene la necesidad de salirse de su casa, ya que no le alcanza para mantener a su mamá y un hermano con capacidades diferentes que están a cargo de ella, dice ser originaria de Celaya y vivir en la Colonia Progreso.
“Le pido al gobierno nos deje trabajar, somos gente pobre, y no tenemos los recursos para estar saliendo adelante, que nos dejen mientras termina la pandemia”.
Doña Rosa comentó que ninguno de sus hijos le ayuda, ya que cada quien tiene su familia que también está luchando por sacar adelante. Vende cubre bocas en la zona centro de Celaya. Los cubrebocas se los proporciona una señora amiga suya, cada uno vale 10 pesos.
Cuenta que en otras ocasiones “Los de Fisca, vienen y nos quitan nuestras cosas, nos corren”. Por eso les pide que los deje trabajar, al igual que ella andan otros compañeros vendiendo cubrebocas, de manera ambulante.
Dice que no siempre estará en la calle vendiendo, sólo que en las oficinas donde laboraba por el momento no están abiertas, además de ese trabajo le ayuda a otra señora en su casa, que le sigue apoyando para salir adelante, sin embargo no le alcanza.
“No son conscientes de donde quiera me sacan de donde quiera me corren ¿ Qué hago?”… le pido al gobierno nos eche la mano a todos los vendedores ambulantes”.
A Doña Rosa se le fue la vergüenza, está desesperada por ganar dinero para comida, porque de ella depende su familia. La semana pasada buscando entrevistar alguno de los vendedores ambulantes que se encontraban en el centro, ninguno accedió. Los vendedores ambulantes no quieren se les grabe o se tomen sus palabras porque temen por Fiscalización.
Esta semana es distinta, con el regreso a la “Nueva Normalidad” se puede observar a la población caminar por los principales negocios del centro histórico. Una transeúnte trató de abrirse paso con su nueva pantalla plana de 32” empujando y mostrando su sonrisa de satisfacción por su nueva compra.
En la otra acera, Doña Rosa dice no haber recibido ningún tipo de ayuda, “ni una despensa” por eso pide a “Fisca” le dejen trabajar vendiendo su cubrebocas, su precio: diez pesos.