Opinión

Tres errores comunes en las primeras decisiones que se toman en materia de seguridad pública

David Saucedo
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Por David Saucedo

Consejos prácticos para alcaldes electos

1. No ratifique al actual secretario o director de seguridad pública de su municipio SOLO con base en “los resultados” que dice haber obtenido en la disminución de homicidios, robo de vehículo, reducción de extorsiones, etc. En otras circunstancias en efecto, estos serían algunos de los indicadores de desempeño para cualquier corporación. Sin embargo, debido a la guerra de cárteles que se vive en Guanajuato desde hace años, nada es tan simple. De entrada, el primer inconveniente para medir resultados es el uso de estadísticas maquilladas por parte de la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Seguridad Pública y las propias policías municipales. En segundo lugar, tenemos una abultada cifra negra de delitos no denunciados, que dan una idea engañosa de los escenarios de inseguridad y con los cuales se construyen mapas de calor erróneos. Finalmente hay fenómenos poco documentados pero determinantes, como la evolución misma de la guerra de cárteles. La incidencia delictiva no está en función del trabajo (bueno, malo o inexistente) de las corporaciones de seguridad y procuración de justicia de Guanajuato, sino de la dinámica propia de las organizaciones delictivas como el número de células que están activas, las variaciones en las ganancias por narcomenudeo, la rotación de mandos en los cárteles, su disposición en el campo de batalla, la situación de la narcoguerra en Michoacán, etc.

Por ejemplo, en Salamanca disminuyó sensiblemente el número de homicidios en el presente año, pero ello no se debió a una mejora de las capacidades institucionales de la policía, sino al debilitamiento del Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL) y a que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se está apoderando del municipio. Es decir, los jaliscienses están imponiendo una paz narca en la ciudad petrolera (y no solo en Salamanca). Algo similar ocurre con los reportes sobre las extorsiones y cobro de derecho de piso. Las células de extorsionadores están conectadas con varios agentes del ministerio público, por lo que conocen en tiempo real la identidad de los denunciantes, domicilios y teléfonos. Una posible reducción en el número de denuncias de extorsión no necesariamente tiene que ver con una contención de este delito, sino con la capacidad de los delincuentes para inhibir las denuncias. El ejemplo más dramático lo tuvimos en Celaya, cuando trabajadoras de tortillerías fueron a la presidencia municipal para revelar y denunciar en una reunión privada que estaban siendo extorsionadas por células del crimen organizado. A media tarde habían sido asesinadas.

Es decir, aunque el director de policía de su municipio agite triunfante gráficas y estadísticas, no se deje sorprender. Lo más probable es que -con algunas honrosas excepciones- la policía municipal no esté haciendo la tarea y sean los jaliscienses (o los de Santa Rosa, o los sinaloenses) los que estén llenando el vació que dejan las autoridades de los tres niveles de gobierno. Las fluctuaciones en la incidencia de varios delitos no tienen que ver con la labor de gobierno, sino con las estrategias, avances o retrocesos de los cárteles. Desde luego, los encargados de la seguridad pública siempre tratarán de colgarse la medalla. Pero si fuera verdad que ellos son los artífices de la reducción de los homicidios durante el primer semestre del año en curso, que apreciamos en varias regiones del estado, entonces ellos también serían responsables del repunte en los homicidios dolosos en los meses de julio y agosto. Si se adjudican la lluvia, entonces también son los responsables de la sequía.

2. Tenga cuidado al tratar de clonar “experiencias exitosas” en el combate a la inseguridad de otros estados y municipios. Recientemente estados como Aguascalientes, Querétaro o Nuevo León se han convertido en La Meca de alcaldes y gobernadores primerizos, imbuidos de un sano deseo de innovar y diseñar estrategias ganadoras. Pero en los tres casos se trata de realidades muy diferentes a la que se vive en Guanajuato. Por ejemplo, el estado de Aguascalientes ciertamente está en calma y con bajos niveles de incidencia delictiva. Pero ello no se debe a que tenga una policía profesional, honesta y a la vanguardia en el uso de tecnologías. La de Aguascalientes es la historia del “perro que no ladró”. Es decir, lo que ocurre cuando los barones de la droga se ponen de acuerdo. Del 2009 al 2014 ese estado estuvo en la órbita del Cártel de los Hermanos Beltrán Leyva. Nunca fue una de sus plazas principales, los niveles de consumo de drogas al menudeo siempre fueron bajos en comparación con otras ciudades de su narco imperio como Morelos o Acapulco. Incluso ejercieron un mando suave en la ciudad, que en ocasiones utilizaron como sitio de descanso y de residencia para sus familias. Cuando el CJNG llegó a Aguascalientes (a finales del 2015) los líderes del “Cártel de La Oficina” (quienes tomaron la estafeta luego de que los Beltrán Leyva fueran fueron capturados o ejecutados por la Marina) aceptaron la petición de fusión con el CJNG. Como es sabido los generales de El Mencho han establecido un sistema de franquicias en varios estados del país. Ofrecen esquemas de integración, reparto de ganancias y territorios a las mafias locales. Fue así como surgió el Cártel Aguascalientes Nueva Generación (CANG), una fusión entre el CJNG y los capos del narco locales. La llegada del CJNG no desató una pelea por el control de la plaza. En Aguascalientes no hubo guerra de cárteles, no hubo derramamiento de sangre como en otras entidades. Se consolidó una alianza mutuamente beneficiosa entre los jaliscienses y las mafias hidrocálidas. Las autoridades estatales y municipales bendijeron esta santa alianza y a la fecha la siguen administrando y vendiendo como un modelo exitoso en materia de seguridad pública.

Esto explica en parte la molestia del Cártel de Sinaloa (CDS), que mediante narcomantas ha señalado por igual, tanto a Tere Jiménez (alcaldesa de la capital y de acuerdo con las encuestas, futura gobernadora de Aguascalientes), como al Gobernador en funciones, Martín Orozco, por apoyar al CANG e impedir que los sinaloenses establezcan bases de operaciones en la entidad. Teniendo diferencias de todo tipo en otros ámbitos, Tere Jiménez y Martín Orozco coinciden plenamente en este tema. No es rentable, ni para el gobernador, ni para la alcaldesa, romper con las mafias con las que hay pactos y acuerdos desde hace un lustro. En este caso, más vale malo por conocido que bueno por conocer.

Sobra decir que en Guanajuato no ocurrió nada de esto. Cuando el CJNG llegó a tierras de José Alfredo, ni la Unión de León, ni el CSRL, ni las células de los cárteles michoacanos aceptaron ser satélites del CJNG y pelearon por preservar su independencia. Algunos grupos fueron exterminados (el Grupo Sombra, del Cártel del Golfo), otros siguen en pie de lucha (CSRL) y con el tiempo llegaron otros cárteles a Guanajuato para hacerle la vida de cuadritos a las tropas del Mencho. (Cártel de Sinaloa). Pero suponer que Aguascalientes tiene la llave del éxito, es poco menos que comprar espejos ratos, empeñados y a un precio exorbitante.

Algo similar ocurre en el estado de Querétaro. El gobernador Pancho Domínguez suele hacer gala de la situación de excepción que se vive en su estado. Querétaro tiene una tasa de violencia homicida muy baja si se le compara con los escenarios de guerra civil que hay en varios de sus estados vecinos. Pero la legendaria paz queretana pende de alfileres, el más importante sin duda es el eventual desmoronamiento del CSRL. El Marro tuvo sus cuarteles de invierno y principal retaguardia en varios municipios del estado de Querétaro. Y desde luego controló varios municipios frontera con Guanajuato como los Apaseos, Celaya, etc. Por ello, en los hechos, el CSRL representó una barrera natural entre el CJNG y el estado de Querétaro. El Cártel Jalisco no podía invadir Querétaro sin antes destruir al CSRL. Las autoridades queretanas lo entendieron a cabalidad y durante mucho tiempo se dedicaron a cazar a células del CJNG que entraban a su estado y a dejar trabajar en paz a las tropas del Marro. La baja tasa de homicidios en Querétaro no se debe a que tenga policías estatales o municipales incorruptibles, o un C4 de primer mundo. Ni mucho menos a una Fiscalía profesional y bien equipada. Querétaro no está en guerra debido a que las tropas del CJNG no han derrotado al CSRL y no han podido entrar del todo a Querétaro. Cuando Guanajuato caiga en poder de los jaliscienses, el siguiente objetivo regional de la guerra de conquista que emprendió el Mencho será Querétaro. Pero este escenario ya no le tocará a Pancho Domínguez, sino a su sucesor en la gubernatura, el también panista Mauricio Kuri. El nuevo gobernador de Querétaro tendrá frente a sí, mas o menos el mismo escenario que no pudo descifrar Miguel Márquez, gobernador de Guanajuato, en el 2015. Kuri deberá hacer acopio de todos sus recursos para detener la marea de invasión del CJNG. Buscando su ratificación, tanto Alejandro Echeverría, actual Fiscal General del Estado, como Juan Marcos Granados Torres, Secretario de Seguridad Ciudadana, se han empeñado en mostrarle a Kuri que en Querétaro no hay guerras de cárteles… gracias a ellos. Y con ese afán utilizan a los entusiastas alcaldes electos de Guanajuato que van a Querétaro a “aprender de sus buenas prácticas” en el combate a la inseguridad.

3. Aplique estrategias de seguridad más allá del ámbito municipal. La situación de inseguridad en Guanajuato implica construir soluciones intermunicipales y regionales. Se debe empezar a instrumentar tácticas innovadoras para enfrentar la violencia. Por ejemplo, no tiene ningún sentido tener dos corporaciones de policía en los dos municipios de la zona metropolitana de Uriangato-Moroleón. Haría falta un solo mando regional que tenga el control de ambas direcciones de policía. Los principales impugnadores de estas medidas olvidan o ignoran que este esquema se aplicó con éxito en la región de La Laguna, conformada por municipios de los estados de Durango y Coahuila, con un solo mando de seguridad coordinando a varios municipios de las dos entidades. Lo anterior para enfrentar la violencia desbordada y el régimen de terror que impusieron los Zetas. Tal y como hace poco señaló Javier Mendoza, alcalde electo de Celaya, lo que se pueda hacer bien en la ciudad cajetera no tendrá frutos si no se construyen esfuerzos metropolitanos para que las policías de todos los municipios de la zona trabajen coordinadas. No tiene sentido perseguir a los delincuentes que asolan Celaya, si las policías municipales de Villagrán o Juventino Rosas (municipios vecinos) les van a dar cobijo. Y si los jefes de plaza regionales van a purgar sus condenas desde los CERESOS de Celaya y Valle de Santiago, seguirán dirigiendo las actividades delictivas de sus células desde prisión, tal y como lo han venido haciendo. Sería necesario propiciar su reubicación en penales alejados de las zonas que regenteaban. Tal y como hacen Claudia Sheimbaum y Omar García Harfuch al enviar al penal de Ocampo, Guanajuato a varios de los líderes de la Unión Tepito.
Este esquema también podría aplicarse en municipios bajo el control del CJNG como Purísima y San Francisco del Rincón. La célula del Cártel de Sinaloa que opera en dicha zona es muy agresiva, está dando golpes quirúrgicos a los jaliscienses y debido a sus éxitos pronto podría obtener apoyo adicional del Mayo Zambada para extenderse hacia la joya de la corona guanajuatense, la ciudad de León. En donde, por cierto, ya trabaja otra célula de Sinaloa, aunque menos eficaz, conformada por integrantes del Cártel Nueva Plaza. Entre tanto, los golpes que han dado los sinaloenses en San Francisco del Rincón han puesto en jaque a las autoridades locales, han debilitado al CJNG y han generado psicosis en la ciudad. Muy probablemente, la derrota Javier Casillas en la búsqueda de su reelección como presidente municipal se debió en parte a los bajos niveles de aprobación que tiene en la cabecera municipal, (que contrasta con la alta votación que recibió el 2 de junio en la zona rural). Los sinaloenses incendiaron la ciudad, generaron un voto de castigo en su contra y redujeron a cenizas los intentos reeleccionistas de Casillas, Por ello, un mando metropolitano debería estar en el primer lugar de la lista de prioridades del PAN para mantener el control político de la zona. Por cierto, las células del CDS que están en San Francisco y León, no son las únicas.

No hay recetas mágicas y cada municipio es distinto. Por lo mismo no tiene sentido aplicar esquemas generales que se vuelven impracticables a nivel de tierra. Pero para empezar a desenredar la madeja hágase usted esta pregunta. Para nombrar a su siguiente secretario o director de seguridad pública municipales solo tiene 3 opciones: nombrar a un mando federal, pedir el apoyo de un mando estatal o designar a un director de policía con formación de academia y experiencia. Todas las opciones tienen pros, contras y ninguna es perfecta. Dedíquele tiempo al tema, porque si no se concentra en las soluciones, simplemente se perderá en los problemas.

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